Ucrania En
noviembre de 2004 se produjo la revolución naranja en Ucrania que, por medio de
una serie de huelgas, manifestaciones, acampadas, provocaron la caída del gobierno de aquel
entonces y la formación de uno nuevo afín a los intereses occidentales. Dicha
revolución se inscribió en un contexto de agitación a principios del s. XXI. En la misma época,
pero en lugares como Yugoslavia o el Líbano, también se produjeron procesos
similares con la formación de gobiernos próximos a los intereses de EE.UU. y de
la UE.
La mayor
parte de estas iniciativas desestabilizadoras obedecen a las presiones que la
propia estructura de poder internacional ejerce sobre los países. En todos o
casi todos los casos ha sido decisiva la colaboración y apoyo prestado por el
Departamento de Estado de los EE.UU. a las fuerzas opositoras para la
subversión del orden establecido en dichos países, lo que forma parte de una
táctica puesta en práctica tras el fin de la guerra fría que consiste en la
manipulación ideológica e informativa de sectores descontentos de la población.
Con la proyección mediática que alcanzan este tipo de protestas a nivel
internacional se crea una opinión pública favorable a las presiones exteriores,
y de esta manera se facilita el derrocamiento del gobierno. Así es como
determinadas potencias no sólo cometen injerencias sino que violan la soberanía
de otros Estados para reconducirlos políticamente según sus intereses.
La maniobra
subversiva puesta en marcha en Ucrania durante este año 2014 responde a un patrón
muy similar al de los procesos antes señalados, y especialmente a los que
tuvieron lugar 10 años antes en este mismo país pero con la particularidad de
que en esta ocasión se ha desatado una mayor violencia que en aquel entonces.
Por otro
lado es necesario señalar que Ucrania es motivo de disputa entre Occidente y
Rusia por el lugar en el que se encuentra, y más específicamente por la
posición geográfica que EE.UU. ocupa en el mundo al proveerle de una imagen
geopolítica en base a la que articula su política exterior, lo que convierte el
territorio que abarca Ucrania en un espacio de vital importancia estratégica
para esta potencia.
Es necesario
clarificar esa visión geopolítica que EE.UU. tiene del mundo para comprender el
papel que Ucrania juega en su política exterior.lo que pone de manifiesto la
importancia geopolítica y estratégica de los países que se encuentran entre el
Mar Báltico y el Mar Negro como es el caso de Ucrania, y consecuentemente la
necesidad de impedir cualquier unidad política del continente euroasiático.
El control
de Ucrania significa al mismo tiempo el control sobre más de 50 millones de
habitantes, de importantes recursos y del acceso al Mar Negro. Por este motivo
Ucrania es concebida como un pivote geopolítico de Occidente para la proyección
de su influencia sobre Asia Central. De aquí se deriva el especial interés de
Occidente en apoyar un Estado ucraniano independiente y autónomo respecto a la
influencia de su vecino ruso, y por ello partidarios de una identidad
claramente diferenciada que en la práctica ha servido para alentar el
enfrentamiento étnico y el sentimiento antirruso.
El apoyo
externo a la preservación de la integridad territorial e independencia de
Ucrania tiene una intencionalidad geopolítica muy clara, y no es otra que la de
mantener a Rusia distanciada de Europa y convertirla en una entidad más
“asiática”. Durante el proceso de desintegración de la URSS la pérdida de
Ucrania fue la más problemática para Rusia, pues la aparición de un Estado independiente
en esta región significó un varapalo geopolítico que supuso un retroceso
drástico de sus fronteras occidentales, sin olvidar el estado de confusión que
ello acarreó tanto a la hora de reformular su política exterior como para
definir la naturaleza de su identidad política y étnica.
Una vez
explicados los condicionantes históricos, geoestratégicos y geopolíticos que
caracterizan a Ucrania se hace más comprensible que después de que el gobierno
ucraniano de Yanukovich rechazara firmar un acuerdo comercial con la UE se
iniciara el proceso desestabilizador, lo que finalmente ha tenido como
consecuencia la formación de un nuevo gobierno compuesto por miembros de la
oposición que, en su mayoría, son favorables al ingreso de Ucrania en la UE y
en la OTAN. A lo anterior se suma la circunstancia de que Ucrania se encuentra
fuertemente endeudada, y que ello ha desencadenado una serie de reformas
económicas que han repercutido negativamente en la población y generado un
elevado grado de descontento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario